domingo, 3 de abril de 2011

Álbum Clásico del mes: D.R.I. - Thrash Zone (1989)

DRI

(Dirty Rotten Imbeciles)









Lo que comenzó como una banda más de hardcore cafre de adolescentes descerebrados, con el tiempo se ha convertido en una auténtica formación de culto con los seguidores más fieles que uno se puede echar a la cara siendo auténticos dioses en algunas zonas de Estados Unidos. Y es que la historia de los Tejanos Dirty Rotten Imbeciles (conocidos por todos como D.R.I.) es de las más psicotrópicas que se recuerdan en el mundo del metal. No hay más que ver como llegaron precisamente a tener ese nombre tan característico. La historia comienza a principios de 1982 en Houston, Texas, en la casa de dos hermanos llamados Kurt y Eric Brecht, voz y batería respectivamente en aquellos primeros ensayos en los que descargaban sus pocos conocimientos instrumentales en forma de ruido acelerado y machacón que era el recibimiento que se le ofrecía al padre de los hermanos al que los colegas llamaban con el simpático apodo de ‘Madman’ (algo así como ‘El Loco’ ). Así que el bueno del señor Brecht después de cada dura jornada laboral se encontraba con cuatro muchachos que inundaban su casa de un ruido infernal por lo que era habitual que, literalmente, les echara a patadas de su casa al grito de ‘sois un atajo de sucios y podridos imbéciles!!’ sin saber que bautizaría a una de las bandas que mejor ‘crossover’ entre hardcore y metal han hecho a lo largo y ancho de todo el planeta.


Sólo unos pocos meses después de esos acontecimientos, D.R.I. factura y distribuye de forma totalmente autogestionada el EP “Dirty Rotten”, una muestra de punk ruidoso y distorsionado concentrado en 22 cápsulas que sumaban una duración de… 18 minutos! Despachando 1000 copias en pocos meses y teniendo que editar el trabajo en formato de 12” ante la demanda de copias. Una buena muestra del gancho de la formación tanto en estudio como en sus directos cargados de adrenalina y sustancias ilegales. Dado que ni Texas en general, ni Houston en particular pueden presumir de tener escenas metaleras fuertes, los cuatro colegas agarran una furgoneta y se van directamente a donde ya llevaba años cociéndose el caldo artístico yanki, San Francisco, lo que les permite, entre otras cosas, embarcarse en una gira junto a los Dead Kennedys que llevaba el nombre de ‘Rock Against Reagan’. Así es como se presentaba el futuro de los tejanos, girando por todo Estados Unidos, viviendo en una furgoneta y comiendo sopas de sobre, nada que ver con los grandes lujos de las formaciones más aclamadas de los 80, aunque su tesón les llevaría a grabar un nuevo EP otra vez marcado por la ironía, el cachondeo y la reivindicación política llamado “Violent Pacification” aunque lo realmente importante llegaría unas pocas semanas después cuando se encierran en un estudio para grabar su debut real en formato de larga duración con ya sí unos medios algo más decentes, “Dealing With It” (con ‘homenaje’ incluido en el tema “Mad Man” ). Publicado apenas dos años después del debut de Suicidal Tendencies, no tardaron en ser comparados con los californianos como los mejores híbridos de hardcore y metal, con permiso, por supuesto de Corrosion Of Conformity. Su siguiente cañonazo, “Crossover”, en referencia clara a lo que se decía de ellos les hace convertirse en una de las formaciones más conocidas del underground americano con audiencias en las que se mezclaban punks, skinheads y heavies a partes iguales (por cierto, perfectamente reflejado en la portada del “Thrash Zone” ) pero realmente fue en “4 Of A Kind” donde su propuesta toma un camino más cercano al del thrash con composiciones más largas y más trabajadas, a pesar de que el resultado no es todo lo brillante que cabría esperar. De cualquier forma, la edición de este larga duración les da la oportunidad de girar por Europa y dar el salto más allá del cerrado círculo del hardcore underground yanki.


Pero sin ningún tipo de duda, es este “Thrash Zone” donde mejor plasman su propuesta, donde los riffs se hacen más pesados y sus canciones más intrincadas. Lejos quedaban ya esos trallazos de apenas unos segundos de duración herencia directa de Discharge y Dead Kennedys y nos encontramos con una formación con muchos kilómetros a la espalda y con aún muchas cosas que decir. Con sorpresas para sus seguidores de toda la vida como “Beneath The Wheel” mucho más cercano al thrash de la Bahía que al hardcore troglodita de sus primeros años. Medio tiempo pesado y fangoso, con cambios de ritmo progresivos, solos de guitarra y letras políticamente incorrectas. Sin embargo, la formación es capaz de mantener su línea y su sonido acelerado de riffs simplones en cañonazos como “Thrashard”, “Enemy Within” o “Kill The Words” que son de esos de los que no dan ganas de mover la cabeza y dañar las cervicales sino que entra la necesidad de lanzarse aunque sea desde el sofá a hacer ‘body – diving’ (ejemplificado en “Thrashard”: Then you start thrashing like never before/ Stagediving, headwalking like mad/Doing your thing all over the floor/The best time that you've ever had). Y lo grande es que lo hacen siendo capaces de desarrollar unos esquemas compositivos impensables para alguien que alternaba estos cortes con canciones de 30 segundos de duración. Así pudieron demostrar la gran calidad de la sección rítmica que grabó el trabajo con Félix Griffin a la batería y John Menon al bajo que con los cambios de ritmo podían hacer trabajar mejor a sus instrumentos en lugar de únicamente aporrearlos sin piedad. A pesar ello, “Worker Bee” y “Standing In Line” siguen recordando el pasado del grupo, especialmente la primera que es como si metieras el “Battery” en un microondas y este se deformara hasta quedarse en una versión de 50 segundos de adrenalina al rojo vivo. Para acabar, “Abduction” es quizás el corte que más acerca al sonido oscuro del thrash de los 80 si bien D.R.I. y su propuesta tanto instrumental como de imagen estaba bastante alejada de todo el rollo de calaveras y referencias satánicas, en la despedida de este maravilloso “Thrash Zone” nos hacen saber que hubieran encajado perfectamente si hubieran elegido ese camino.


El cuarto larga duración de los Dirty Rotten Imbeciles (quinto si contamos el “Dirty Rotten LP” ) es una de las mayores joyas que ha dado el underground americano en toda su historia y es uno de esos discos que quema en las yemas de los dedos cuando lo tienes entre las manos. Punk acelerado, hardcore cafre, thrash machacón y letras cargadas de ironía política fundidos en 14 diamantes que no hace falta pulir porque son más bellos al natural. Recientemente, a Spike Cassidy, guitarrista y fundador de D.R.I., se le ha diagnosticado un terrible cáncer que ha parado toda la actividad del grupo, sirva esto como homenaje.

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